sábado, 22 de marzo de 2014

Aquella noche en La Unión (cuarenta años después)



Ya es marzo. Hemos superado este febrero fatídico de este año 2014. En dicho año, la inesperada muerte de Paco de Lucía cierra un ciclo que ha durado cuatro décadas. En ese periplo de tiempo, el de Lucía, con su guitarra ha ejercido de “capitán general con mando en plaza”.
Esta frase que entrecomillada he escrito es original de Aurelio Sellé. Este cantaor gaditano la utilizaba para jalear a Ramón Montoya. Los cantaores con otras muchas frases similares a esa, en forma de piropos, siempre se la han dedicado a los guitarristas para animarlos, pero nunca, al menos que yo recuerde, nadie en la historia ha señalado con tanto énfasis, una declaración similar, con dedicación incluida, con tan atinada precisión y solemnidad como la que hizo Antonio Mairena de Paco de Lucía aquella noche en La Unión.
En esta ocasión que a continuación cuento y que presencié en La Unión, ni había guitarrista que necesitara ser animado, ni tampoco piropo que encierre una verdad tan grande como la que el de Mairena del Alcor dijo del guitarrista algecireño esa hermosa noche levantina.
Cuando el citado encuentro corría también un mes de febrero, Paco tenía entonces veintiséis años y el de Mairena del Alcor sesenta y cuatro. Recuerdo casi textualmente las palabras de Antonio Mairena. Nunca he oído a ningún cantaor dedicar un cante con tan acertado y grandilocuente mensaje: “Este cante por soleá que voy a cantar se lo voy a dedicar al mejor guitarrista del mundo que se llama Paco de Lucía…,”. Desconozco si ese hecho ha tenido repetición con algún otro guitarrista y cantaor de tan reconocida importancia. Mucho me temo que esta declaración no sentaría muy bien en algunos sectores del flamenco. Quizás por lo apenas difundida, por tanto, desconocida, nadie salió al paso de tan acertada declaración. 
Tengamos en cuenta la edad de ambos artistas y sus orígenes. Sería una labor de lupa buscar un hecho de tan parecido alcance. De poderlo reproducir a quién ponemos que reúna las características de estos artistas. Yo no lo encuentro.
No obstante expondré lo siguiente: Antonio Mairena cuando dijo aquella verdad tan ajustada y “comprometedora”, que aún nadie había proclamado con tanta solemnidad, sabía lo que estaba haciendo y diciendo. Por tanto, asumía los riegos de las críticas de posibles allegados y algunas inconformidades. Tengamos en cuenta que Paco, como antes he dicho, sólo tenía veintiséis años; pero pocos meses antes la Cátedra de Flamencología de Jerez de la Frontera, le había premiado su último álbum Fuente y caudal. Fuente y caudal es una grabación en aires de taranta que dio nombre al citado álbum, pero el tema que más fama adquirió del mismo fue Entre dos aguas.
Al margen de las conclusiones y valoraciones que se pueden exponer de este álbum uno de los mejores discos de Paco de Lucía aunque no proceda ahondar en él dado que el artículo se circunscribe más que nada a un hecho concreto, vivido en primera persona, expondré que son muchos los textos en los que se ensalza el gitanismo del de Mairena del Alcor, incluso algunos autores en sus críticas llegan a ver, en el poseedor de la Llave de Oro del Cante, cierto tinte racista en cuanto a determinadas valoraciones que sobre el cante éste hizo.
Qué Mairena tirara para los suyos nadie lo puede negar, pero no olvidemos que ese mismo hecho se da en todos los seres humanos. Es más, el ser humano debe ser agradecido con la tierra y con la gente que le vio nacer ¿O no? Nadie tira piedra contra su propio tejado.
Aunque sea por un momento analicemos la incidencia de la declaración de Mairena. Éste sabe que tanto Sabicas, como Melchor, Ricardo, Esteban y muchos más, gitanos y no gitanos, se iban a enterar al día siguiente de lo que para algunos de ellos puede ser una exageración de Antonio, y para otros una gran verdad.
Ello, a Mairena, podía acarrearle no pocos dolores de cabeza. Que sepamos, hasta hora, como antes comentaba, nadie ha entrado en estas cuestiones. No será que el racismo de Mairena no es tal, o más que otra cosa es una actitud a la defensiva.
Sin embargo, aquellos que se sitúan en la acera de enfrente de él y de su arte, deberían buscar esos brotes racistas, que tanto critican y censuran, entre sus propios haceres y discursos.
Yo creo que Paco tenía ya tal prestigio y conocimiento que a nadie se le ocurrió poner reparo. Tuvo que ser don Antonio Mairena quien pusiese, otra vez, las cosas en su sitio.
Debo terminar exponiendo que aquella fue una noche de arte y de magia como muy pocas he vivido. Antonio cantó por soleá y bulerías acompañado de Paco de Lucía, pa comerle el corazón, y Paco fue una orquesta de motivaciones jondas. Paco que estaba tocando con la guitarra que Antonio Fernández (padre de Encarnación y Rosendo) le había prestado, nos obsequió la rumba Entre dos aguas y tras ésta, Ímpetu, unas bulerías muy flamencas que le debemos a Mario Escudero, otro fenómeno.
Aquella noche Paco quedó proclamado con el beneplácito de cuántos nos encontrábamos allí, el mejor guitarrista del mundo. Por todo ello, gracias Antonio por decirnos hace cuarenta años lo que bien Paco ya era y que tú acertaste de pleno al afirmarlo. Paco sólo tenía veintiséis años.
Luis Soler Guevara 
Málaga, 15/03/2014

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